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19 Los que nos persiguen son más ligeros
que las águilas del cielo.
Nos persiguen por los montes,
y en el desierto nos han tendido trampas.

20 Atrapado entre sus redes
quedó el ungido del Señor,
el que daba aliento a nuestra vida;
aquél del cual decíamos:
«Bajo su sombra protectora
viviremos entre las naciones.»

21 ¡Alégrate ahora, Edom,
tú que habitas en la región de Uz!
¡Ya te llegará la hora de beber la copa de la ira,
hasta que la vomites!

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